7 Consejos Prácticos para Desarrollar la Paciencia desde Ya!

Dicen que la paciencia es una virtud, pero no siempre es fácil ponerla en práctica. Todos luchamos a veces contra la impaciencia, ya sea esperando en una cola, afrontando una situación difícil o anticipando con impaciencia ese evento especial que esperamos en breve.

Desarrollar la paciencia es una habilidad que requiere tiempo, esfuerzo y práctica, no se consigue de la noche a la mañana, pero es una cualidad que merece la pena cultivar y por la que merece la pena esperar.

“El propósito de practicar la paciencia es tener paz y felicidad inmediatas en tu interior. Ese momento en el que no te enfadas significa que no te haces daño, que no te causas infelicidad. Cuando la mente se vuelve negativa, es como una bomba dentro de ti.”

Lama Zopa Rimpoche, Presidente Honorario de FDCW

Consejo 1: Mantén la calma, respira: Practica la atención plena

developing patience | FDCW

¿Cómo podemos desarrollar la paciencia? ¿Es tan fácil como respirar profundamente unas cuantas veces y volver al momento presente?

Para ser una persona más paciente, un buen punto de partida puede ser trabajar la atención plena. La atención plena puede definirse como la capacidad de recordar o retener un objeto en la mente.

Es una cualidad de la mente que se ha estudiado durante milenios en muchas escuelas contemplativas y que sólo recientemente ha cobrado protagonismo en Occidente.

Es una cualidad de la mente inmensamente poderosa que ha sido objeto de rigurosas investigaciones… y, la buena noticia es que puede desarrollarse mediante un adecuado entrenamiento.

La atención plena es una herramienta poderosa para desarrollar la paciencia porque te ayuda a mantener la calma y la concentración, incluso en situaciones difíciles.

Cuando eres consciente de un objeto, ya sean las sensaciones corporales, las emociones que surgen o incluso la respiración, por ejemplo, es menos probable que reacciones impulsivamente o te agites.

La atención plena también te ayuda a trabajar el autocontrol y te da el espacio interior necesario para comprender cuáles son los detonantes de la impaciencia en tí

Una Sencilla Práctica de Atención Plena

Una forma sencilla de desarrollar la atención plena es empezar por concentrarse en la respiración. Respira profundamente varias veces y concéntrate en la sensación del aire que entra y sale de tu cuerpo.

La atención plena, como hemos dicho antes, es la capacidad de recordar nuestro objeto de atención, el propio recuerdo.

Una respiración profunda puede ser una herramienta útil para centrarnos, especialmente cuando nos sentimos estresados. Si surgen pensamientos o emociones, no los juzgues ni reacciones ante ellos.

Simplemente vuelve a centrar tu atención en la respiración y recuerda tu objeto de atención. Con la práctica, te resultará más fácil mantenerte presente y tranquilo, incluso en situaciones difíciles.

¿Dónde puedo aprender más sobre la atención plena?

Si quieres aprender más sobre la técnica mindfulness y la meditación, puedes encontrar meditaciones guiadas en la pagina de meditaciones de FDCW.

Consejo 2: Saber escuchar es fundamental: Practica la empatía

Practicar la empatía es otra estrategia valiosa. La empatía te ayuda a comprender y a identificarte con las experiencias de los demás, lo que puede ayudarte a responder con mayor compasión y comprensión. (para entender mejor la diferencia entre empatía y compasión puedes leer este artículo “What is Compassion” *(en inglés)).

Para cultivar la empatía, un buen punto de partida puede ser la escucha activa, y un buen lugar para ponerla a prueba puede ser en el hogar, con los miembros de nuestra familia. En realidad, esto significa algo más que escuchar lo que dice la gente, significa prestar atención a su lenguaje corporal, al tono de voz y al contenido de su mensaje.

Cuando alguien te hable, intenta escuchar realmente lo que dice y reflexiona sobre cómo se puede estar sintiendo.

Si notas que te precipitas o pierdes la paciencia en una conversación, centrarte en ser un buen oyente puede ayudarte a calmar tu ritmo interior, calmar tus síntomas emocionales y abrirte a nuevas ideas y perspectivas.

“Cuando hablas, sólo repites lo que ya sabes. Pero si escuchas, puedes aprender algo nuevo..”

SS El 14 Dalai Lama, Patrón de FDCW

Otra forma de trabajar para desarrollar la empatía es intentar comprender antes de ser comprendido. Cuando alguien presenta una idea o un punto de vista diferente al tuyo, da un paso atrás e intenta comprender su perspectiva.

Haz preguntas y escucha sus respuestas antes de responder. De este modo, puedes abordar las situaciones con una mentalidad más abierta y compasiva, lo que puede ayudarte a convertirte en una persona más paciente.

Incorporar esto a tu vida diaria requiere práctica, pero es una cualidad muy útil que puede desarrollarse con el tiempo y una herramienta esencial para superar los hábitos creados por la impaciencia.

Dedicando tiempo a escuchar lo que dicen los demás, buscando puntos en común y estando dispuesto a comprender diferentes perspectivas, puedes desarrollar tu capacidad para ello y responder a las situaciones con mayor apertura y comprensión.

Un Estudio sobre la Empatía

Un estudio publicado por el Masten and colleagues examinó los factores que contribuyen a la resiliencia en individuos que experimentaron adversidades significativas en la infancia.

El estudio descubrió que las personas que mostraban resiliencia disfrutaban de una serie de factores que actuaban de protección, como relaciones afectuosas positivas con adultos, oportunidades para participar en actividades escolares o comunitarias, y un sentido de propósito o creencia en un poder superior.

Este estudio destaca la importancia de estos factores en el desarrollo de la resiliencia, y sugiere que las personas pueden cultivar una mayor resiliencia centrándose en la construcción de relaciones positivas, la participación en actividades significativas, y el desarrollo de un sentido de propósito o la creencia en algo más grande que ellos mismos.

Este ejemplo demuestra que, al incorporar estos factores a sus vidas, las personas pueden ser más resilientes y estar mejor preparadas para superar los retos y obstáculos a los que se enfrenten..

Consejo 3: Afronta las dificultades con apertura: Domina la resiliencia

Una forma de desarrollar la paciencia a largo plazo es cultivar la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de recuperarse de los contratiempos y adaptarse a los cambios.

Al desarrollar la resiliencia, puedes mantener una actitud positiva y seguir motivado ante los retos, independientemente de lo que surja.

Para desarrollar la resiliencia, intenta afrontar los retos como si fueran oportunidades de crecimiento y aprendizaje, lo que también puede ser una buena forma de combatir el estrés.

Cuando reconozcas que estás atascado en una determinado patrón de pensamientos, imagina qué otras posibles alternativas serían posibles a largo plazo.

Cuando te encuentres con un contratiempo, pregúntate qué puedes aprender de la experiencia y cómo puedes utilizarla para aumentar tu fortaleza interior en el futuro.

La resiliencia consiste en ser capaz de afrontar las dificultades de la vida con un sentido de apertura, curiosidad y exploración. Significa aceptar los altibajos de la vida como oportunidades de crecimiento y aprendizaje, más que como obstáculos que hay que superar. Si cultivamos unos cimientos internos sólidos basados en la sabiduría, la compasión y un sentido de propósito, podremos hacer frente a los altibajos de la vida con gracia y ecuanimidad. A través de cada desafío, tenemos la oportunidad de desarrollar nuestra resiliencia interior y profundizar en nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea”

Ven. Robina Courtin, Monja y maestra budista

Practica el Autocuidado

Otra forma de desarrollar la resiliencia es practicar el autocuidado. Cuidarse física y mentalmente puede ayudarte a mantener una actitud positiva y a sentirte mejor preparado para afrontar determinadas situaciones.

Algunos consejos para practicar el autocuidado son dormir lo suficiente, seguir una dieta sana y hacer ejercicio con regularidad u otras actividades físicas.

Además, es importante tomarse descansos cuando se necesiten. Si te sientes abrumado o estresado, un remedio fácil pero efectivo que puedes poner en práctica es tomarte unos minutos y alejarte de la situación y hacer algo que te ayude a relajarte y recargar las pilas.

Dale al estrés y a las hormonas del estrés la oportunidad de calmarse por sí solos. Al desarrollar una mayor resiliencia, podrás afrontar los retos con una actitud positiva y mantener la paciencia incluso al frente de problemas cotidianos o situaciones difíciles, que antes habrían provocado que reaccionaras con impaciencia.

El Poder de la Resiliencia

Si Te interesa profundizar en la resiliencia, te invitamos a que veas este vídeo de una hora, “The Power of Resiliency” ( El poder de la resiliencia – en inglés) con Ceci Buzón, facilitadora de FDCW. Ceci Buzón es Diplomada en Neuro-psicoeducación por la Universidad de Buenos Aires. En 2015, recibió una beca del Centro The Greater Good Science para estudiar allí en la Universidad de California en Berkeley. También estudió educación emocional para el trauma y la resiliencia en la Universidad de Buenos Aires.

Con un estilo cálido y ameno, Ceci nos ayuda a explorar los elementos y factores que influyen de la resiliencia y nos explica cómo podemos ponerla en práctica en nuestra vida cotidiana. Ve el video aqui.

Consejo 4: Céntrate en lo positivo: Cultiva la gratitud

La gratitud es la práctica de centrarse en las cosas positivas de la vida y dar las gracias por ellas. Cuando practicas estar agradecido, es menos probable que tengas arrebatos de impaciencia o frustración porque te centras en lo que tienes, en lugar de en lo que no tienes.

Agradecer y alegrarnos por lo que tenemos puede ayudarnos a desarrollar la paciencia y esto, a su vez, puede ayudarnos a cultivar una felicidad más estable.

A menudo se nos anima a ser impacientes y a buscar la gratificación instantánea: lo queremos todo, ahora, sin tiempo que perder.

Muchos de nosotros pasamos gran parte de nuestras ajetreadas vidas buscando la gratificación instantánea y las victorias rápidas como fuente de felicidad, por lo que la impaciencia es moneda corriente.

Sin embargo, lo cierto es que dejar a un lado los triunfos rápidos y estar abiertos al fluir natural de la vida, ya sea manifestando algún tipo de gratificación tardía o ninguna, a menudo puede conducir a una mayor satisfacción y a una forma de felicidad mucho más estable.

¿De Qué estás Agradecido?

Para convertirte en una persona más agradecida, puedes dedicar unos minutos cada día a reflexionar sobre las cosas por las que estás agradecido. Puede ser algo tan sencillo como una cama acogedora donde dormir, una buena comida o un amigo o familiar que te apoye.

Si te centras en las cosas positivas de tu vida, tendrás menos probabilidades de impacientarte o frustrarte cuando las cosas no salgan como habías planeado. Ser agradecido es un remedio sencillo pero poderoso contra la impaciencia.

Consejo 5: Tómate tu tiempo: Cultiva la Calma

Desarrollar la paciencia requiere tomarse el tiempo necesario para reducir las prisas y abordar las situaciones con mayor atención y conciencia. Vivir de manera acelerada puede provocar impaciencia y frustración, lo que a su vez, puede afectar nuestras relaciones y nuestro bienestar.

Dando un paso reflexivo atrás en el momento presente y centrándonos en nuestros pensamientos y emociones, podemos ser más pacientes y responder con mayor claridad y determinación.

Para reducir el ritmo cotidiano y ser más paciente, puedes practicar la meditación de atención plena y ejercicios de respiración profunda.

Estas técnicas pueden ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, y aumentar la concentración y la auto conciencia.

Tomarse un descanso de la tecnología tambien puede ser muy util para desconectar de las distracciones.

Pasar tiempo en la naturaleza, dar un paseo o simplemente sentarse en silencio durante unos minutos puede ayudarnos a bajar nuestro ritmo, abordar las situaciones con mayor claridad y ser más pacientes.

Da un Paso atrás y Reflexiona

Cuando te enfrentes a una situación que haga brotar la impaciencia en tí, da un paso atrás y reflexiona antes de reaccionar.

Considera la perspectiva de los demás y céntrate en tus pensamientos y emociones para poder responder con mayor claridad, compasión y paciencia, en lugar de reaccionar con frustración o ira.

Al incorporar estas estrategias a tu rutina diaria, podrás cultivar la paciencia, la atención plena y la resiliencia, mejorando tu bienestar y tus relaciones con los demás.

Consejo 6: Menos expectativas: Establece Objetivos Realistas

Una de las razones por las que sufrimos de impaciencia es porque tenemos objetivos y expectativas poco realistas. Queremos que las cosas sucedan rápidamente o esperamos que los demás se comporten de una determinada manera.

Cuando las cosas no salen como esperamos, nos sentimos frustrados e impacientes. Para cultivar la paciencia, puede ser importante establecer expectativas realistas.

Por ejemplo, si estás trabajando en un proyecto, márcate objetivos y plazos realistas; si se trata de un objetivo a largo plazo, no pasa nada. No intentes hacerlo todo a la vez ni esperes completar el proyecto en un tiempo récord.

Divide el proyecto en tareas pequeñas y manejables y establece plazos realistas para cada una de ellas. Esto te ayudará a mantenerte centrado y motivado, y será menos probable que te impacientes si las cosas no salen como habías planeado.

Estas técnicas pueden aplicarse tanto a los objetivos de crecimiento personal como a los profesionales, y pueden ser un paso útil en el camino para convertirse en una persona más paciente.

Consejo 7: La Práctica hace al Maestro: Practica la paciencia todos los Días

Para aumentar la paciencia se requiere una práctica constante, como con cualquier otra habilidad o hábito que queramos cultivar.

Practicando a diario algunos de los consejos que hemos compartido en este artículo, podemos cultivar una mayor resiliencia, compasión y comprensión, componentes clave para desarrollar una mente paciente.

Esto puede ayudarnos a afrontar los retos con mayor calma y determinación, en lugar de reaccionar simplemente con impaciencia o frustración.

Para practicar la paciencia todos los días, considera la posibilidad de incorporar afirmaciones diarias a tu rutina. Estas afirmaciones positivas pueden ayudar a reforzar una forma de pensar paciente y compasiva, y recordarte sus objetivos y valores.

Además, la práctica de la gratitud puede ayudar a cultivar un sentido de aprecio por el momento presente y reducir la tendencia a impacientarse o reaccionar.

Otras formas de practicar la paciencia consisten en fijarse objetivos pequeños y alcanzables, y celebrar los progresos realizados. Esto puede ayudar a coger impulso y mantener la motivación, incluso ante retos o contratiempos.

Dedicar unos minutos al día a reflexionar sobre nuestros pensamientos y emociones puede ayudarnos a ser más conscientes de nosotros mismos y a desarrollar las habilidades y los hábitos necesarios para ser más pacientes.

Practicando cada día, podemos desarrollar una mayor resiliencia, atención plena y compasión, lo que puede conducir a un mayor bienestar y a unas relaciones más satisfactorias con los demás. Con constancia y dedicación, cualquiera puede cultivar la paciencia y afrontar los retos de la vida con más calma, determinación y comprensión.

Conclusión

En conclusión, la paciencia es una herramienta esencial para mejorar nuestro bienestar y desarrollar resiliencia ante los retos de la vida. Podemos convertirnos en personas más pacientes practicando la atención plena, reflexionando sobre nuestros pensamientos y emociones e incorporando la paciencia a nuestra vida cotidiana.

Al hacerlo, cultivamos las cualidades y hábitos necesarios para responder a las dificultades con claridad, compasión y determinación.

Aunque desarrollar la paciencia pueda parecer un reto, es una habilidad que puede aprenderse y perfeccionarse con esfuerzo y dedicación constantes.

Al poner en práctica las estrategias descritas en este artículo, podemos desarrollar una mayor resiliencia, mejorar nuestras relaciones con los demás y alcanzar nuestros objetivos personales y profesionales.

Si quieres convertirte en una persona más compasiva, comprensiva y resiliente, intenta incorporar estas estrategias en tu vida diaria.

Con tiempo y esfuerzo, puedes cultivar las habilidades y los hábitos necesarios para responder a cualquier desafío que nos plantee la vida, con mayor paciencia y determinación, lo que te conducirá a una vida más plena y satisfecha.

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